Fecha de publicación: 24/09/2024

Seúl. Corea del Sur. Bajo el imponente horizonte de Seúl, Ecuador se hizo presente en el escenario global de la seguridad alimentaria a través de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa). Este septiembre, Arcsa participó en el programa de Asistencia Oficial para el Desarrollo (ODA), organizado por el Gobierno de Corea del Sur, un evento que reunió a expertos y autoridades de toda América del Sur y el Caribe con un solo objetivo: fortalecer las capacidades en la gestión de la seguridad alimentaria.

Daniela Daqui Loureiro, analista de Certificaciones de Arcsa, fue una de las embajadoras de Ecuador en este congreso. Con una mezcla de orgullo y compromiso, compartió el estado de control sanitario de los alimentos en nuestro país, dialogando con autoridades clave del Ministerio de Seguridad de Alimentos y Medicamentos de Corea (MFDS), la Agencia Coreana de Acreditación y Certificación en HACCP (KAHAS), y reguladores de siete naciones latinoamericanas y caribeñas.

«El enfoque en la producción de alimentos ha evolucionado, hoy buscamos asegurar la inocuidad en cada etapa de la cadena, desde la semilla hasta el producto final, apoyándonos en tecnologías avanzadas aplicadas al sistema HACCP», comentó Daqui. Pero su emoción iba más allá de las palabras técnicas: «Esta experiencia ha sido única e inolvidable», confesó, con el brillo en los ojos de alguien que sabe que está siendo parte de algo más grande.

Corea del Sur, un gigante económico y comercial en Asia, con más de 51 millones de habitantes, abre sus puertas al mundo a través de la alimentación. Por ello, Ecuador se enfrenta al reto de fortalecer sus sistemas de seguridad alimentaria, no solo para cumplir con los estrictos requisitos del país asiático, sino para llevar la excelencia de sus productos a nuevas alturas.

Daniela regresó a Ecuador con una misión clara: “Establecer una red de contacto con nuestros pares de América Latina y Corea ha sido enriquecedor. Nos impulsa a soñar con un futuro donde nuestras normativas se unifiquen a nivel regional, promoviendo un comercio justo y asegurando que cada alimento que exportemos e importemos sea sinónimo de seguridad”.

Este congreso no fue solo un intercambio técnico, sino una puerta abierta hacia nuevas alianzas, ideas y caminos por recorrer, donde Ecuador puede brillar como ejemplo de inocuidad y calidad en la producción alimentaria.

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